Sobre este enorme baserri de Loiu pesa una orden de desalojo desde el año pasado. Está, abierto, desvalijado y abandonado. Exactamente como estaba hace tres años cuando seis personas vieron las posibilidades del lugar y decidieron okuparlo, reconstruirlo y empezar sus proyectos.
El día de San Juan fueron a vaciar y
limpiar la casa, que estaba abierta, sin puertas ni ventanas y llena
de la típica mierda y destrozos que genera un pasado de abandono,
por parte de sus dueños y de “costreo” por parte
de sus ocasionales moradores. Por la noche ya tenían suficiente
material para hacer una pira digna de la fecha. Les esperaba un
verano de mucho curro. Arreglar el tejado, poner puertas y ventanas,
reconstruir las instalaciones de agua y luz, construir habitaciones y
empezar a hacer vida.
Transformaron la cuadra en un local de
ensayo, del que salieron varios grupos y en el que se grabaron discos
y cortos, otra parte en estudio de tatuajes y el terreno en un huerto
bastante considerable.
El huerto lo trabajaban entre varias
personas, de la casa y de otras zonas de Bizkaia que tenían ganas de
“comer lo que uno se curra”, y funcionaba bastante bien. Tenían
suficiente para auto-abastecerse y además vender parte de la cosecha
para mantenerlo.
La pena de esta casa es que es propiedad de muchos hermanos que no se ponen de acuerdo en qué hacer con ella excepto en que nadie la use. No hay ningún proyecto para el terreno ni parece que intenciones de mantenerlo poque lleva un año deshabitada y no la han cerrado. Igual que no se preocuparon hace años.
Pero lo que parece injusto es que la ley civil no exija responsabilidad a los propietarios de un lugar cuando lo reclaman, como mínimo, la obligación de cerrarlo.
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